Anoche estuvimos en casa de Esther y Ricardo junto a Carla y Javi para asistir a una degustación de hamburguesas (una excusa tan válida como cualquier otra para poder juntarnos un rato) Oye, y qué magnífica velada, una vez más, muchísimas gracias a los anfitriones.
Para empezar nos recibieron con unos entrantes que consistieron en dos ensaladas distintas y cuatro quesos muy ricos.
A continuación vino la primera media hamburguesa (no era plan de llenarse a lo loco sino más bien probarlas todas), la probamos, muy rica; el sabor a mí me resultó familiar, pero no supe decir qué era; Javi sí acertó, era carne de cebra, vamos, que no sé de qué me resultó familiar.
La segunda carne sí me pareció totalmente nueva, seguro que no había probado nada parecido en la vida, también era muy sabrosa, pero claramente distinta a la cebra, tanto a Sara como a mí nos gustó más la cebra que el camello.
Para acompañar la carne Ricardo nos regó con un magnífico Caliza del Marqués de Griñón, un señor vino.
Ahora llegaría la segunda tanda, de ésta, la primera hamburguesa sí me resultó algo más común, por supuesto riquísima, pero sí me pareció más conocida, a fin de cuentas, un bisonte no es más que una vaca muy grande, ¿o no? :p
Y por último, la que coincidimos en valorar como la más sabrosa, la carne de gacela. Sinceramente, nunca me imaginé que probaría carne de estos animales, y mira que sí he probado antes carne de canguro y de avestruz, que también me parecen un rato exóticos
Después del postre, un rico yogur al estilo griego con miel, tomamos una copita para ayudar a digerir, una magnífica ginebra Hendricks. ¡Qué bien nos cuidan!
Entre unas cosas y otras, acabamos pasadas las dos de la mañana, teniendo ellos que madrugar, menuda paliza. Lo dicho, una velada magnífica.