… y yo no soy el Gonzalo casado.
Efectivamente amigos, hoy les presento la cuarta boda del año, la de Carolina, prima de Sara, y su ya marido, Gonzalo. En realidad todo el sarao este se montó para celebrar el proyecto fin de carrera de Sara, pero eso me temo que la mayoría de invitados no lo sabían.
El evento fue lo más parecido a una boda gitana que he vivido en mi vida, puesto que se alargó durante el sábado y el domingo.
El sábado llegamos a mediodía a Torrecaballeros, donde nos hospedaríamos y más tarde se celebraría la boda en una de sus pedanías, Cabanillas del Monte.
El caso es que tras instalarnos nos reunimos toda la familia (me incluyen en ella y yo me siento orgulloso de ello) a comer, y el sitio tenía su guasa:
Pues nada, comimos muy bien, nos echamos una buena siesta y nos preparamos para la fiesta.
El autobús de Torrecaballeros salía de la plaza del ayuntamiento, y allí nos juntamos todos, y partimos hacia el Esquileo de Cabanillas, donde se celebraría la boda, no siendo los primeros a los que se les ocurre casarse ahí.
Oye, y bien bonito que es el sitio, y la gente que esperaba:
Hablando de invitados, les presento a la invitada más enana por la parte de los Gómez, Nahia:
Bueno, que llevamos ya un rato hablando de boda y aún no conocen a los protagonistas, pues éste es Gonzalo, un señor muy majo, digno de Carolina:
Y aquí llega la novia, Carolina, con su padre, el tío Antonio:
Más gente, los hermanos de Carolina, Esther (con Helena en la barrigota) y Toni, con las otras dos enanas de la familia, Irene y Alba:
Carol pone anillo a Gonzalo, besito, Gonzalo pone anillo a Carlolina:
El sitio por dentro (bonito, ¿verdad?):
Ojo al detallazo de los novios, para que os hagáis una mínima idea de cómo son de geniales:
«Tío Ángel», «tía Pili», Gonzalo, Carolina y Sara:
Lunilla que nos alumbró, poco:
Pues nada, más bien temprano nos fuimos a la cama (amanecía) y demasiado temprano nos levantamos, y es que… ¡había más! Nos esperaba un cochinillo magnífico (el cordero de la noche anterior también era magnífico… ¡qué bien comimos!), la cosa es que el magnífico maestro de ceremonias obsequió a los novios con el rito del cochinillo:
Bueno, alguna foto más en este enlace.