Buenas,
vaya si hace tiempo que no escribo aquí… lo que además me lleva a anunciar mi evolución a Gons 2.0, después de un largo tiempo en fase de beta he dado el paso de crearme una cuenta en twitter; conclusión, también pueden seguirme como @GonzaloMMD.
Bueno, dejemos de hablar de mí, jeje, pues si hace tiempo que no escribo, más tiempo hace que me fui de vacaciones… ¿se acuerdan? Allá por septiembre nos fuimos unos cuantos días a Portugal. Hoy les relataré brevemente la primera parte del viaje, los días que echamos en Lisboa y alrededores.
Nos fuimos para allá en coche un viernes a la salida del trabajo, y llegamos para cenar. Nos habíamos cogido un hostalcillo en Lisboa y allí estuvimos bien.
El sábado por la mañana habíamos quedado en Marqués de Pombal con Ana, mi amiga lisboeta de cuando la Erasmus en l’Aquila. Ella sería nuestra magnífica guía.
Con ella nos dirigimos hacia la Praça dos Restauradores, los cuales nada tenían que ver con la hostelería. Delante de la estación de Rossio le tomé esta foto a Ana:
De ahí, callejeando por Baixa divisamos el castillo de San Jorge:
Pasamos a los pies del Elevador de Santa Justa,
y entramos en Chiado. Nos asomamos al mirador de Santa Justa, desde donde podíamos ver, por una parte, la trasera del Monasterio do Carmo y, por otra, la praça de Dom Pedro IV:
Entramos a ver a dom Luis de Camoes,
y cogimos el célebre «28»:
Como prueba:
Aunque había algún Luso (con extraordinario parecido a un amigo mío) que prefería ahorrarse su billete y el de su encantada amiga (y presumible futura víctima) española para dar un emocionante paseo:
El tranvía nos dejó en las inmediaciones del Castillo de San Jorge y de un cercano urinario público.
En un mirador cercano echamos un vistazo a la ciudad:
Comimos estupendamente en la parte baja de la ciudad, en una casa de comidas:
Seguidamente nos tomamos un café en la espléndida Casa do Alentejo:
De ahí nos fuimos a la Praça do Comercio,
para una degustación gratuita de vinos portugueses:
Cuando salimos, tomamos un metro hacia la zona de la Expo, por la que dimos un paseo:
De ahi nos dirigimos a cenar, una vez más, de maravilla y después a dar una vuelta con su copita por el bairro alto:
Ana se fue, y nosotros nos tomamos una copita de Porto a los pies de Luis de Camoes.
Vaya, cómo me estoy alargando, y todavía me quedan dos días por narrar… a ver, aligerando…
A la mañana siguiente tiramos hacia la bonita ciudad-montaña de Sintra. Allí visitamos la misteriosa y espectacular Quinta da Regaleira (recomiendo informarse):
De ahí fuimos al Palácio da Pena, bueno, a él subimos después de haber aparcado el coche inexplicablemente lejos, y éste es:
Bueno, pues comimos ahí, y bajamos para subir al Castelo dos Mouros, bonita vista desde diversos restos de muralla:
Cuando acabamos sí que bajamos, a Sintra, donde encontramos unos clicks enormes en el museo del juguete:
Nos acercamos al Palácio Nacional de Sintra:
Y nos tomamos unas magníficas Queijadas donde está haciendo cola la gente:
Para acabar el día visitamos el Cabo da Roca, punto más occidental de la Península:
De camino a Cascais, paramos en la Boca do Inferno:
Cenamos en Cascais (Sara aún se acuerda con pavor del atracón de bacalao que se dio) y nos dimos una vuelta con Ana y tres amigos suyos:
Ya el lunes nos dimos un paseo por la parte de Belém, vimos esta central:
Fuimos a los Jeronimos cerrado por ser lunes:
Sí visitamos el edificio del Museo Colección Berardo, Centro Cultural Belém:
Nos acercamos hacia el Tajo:
Contemplamos el Monumento aos Descobrimentos:
y fuimos hacia la Torre de Belém, también cerrada:
Se me olvidó mencionar que nos tomamos unos magníficos pastelitos de Belém, madre mía, qué buenos.
El resto del día, una vez encontramos (con gran dificultad) el cutre B&B de Cascais lo dedicamos a descansar, para despues ir a cenar a casa de Ana, en Oeiras, donde también asistieron dos parejas de amigos suyos y su amiga Betina, la magnífica velada dio hasta para cantar y tocar la guitarra:
Bueno, hasta aquí el relato de hoy, próximamente el relato correspondiente a la Costa Vicentina y el Algarve, espero que no les haya resultado excesivamente pesado. ¡Cuídense!