Buenos, y nuevamente nevados, días, féliz tarde de domingo, por fin, tras más de un mes me dispongo a hacer un breve relato ( y para esto tanta espera?) de los días que pasamos los once del Huéznar en la casa rural Paraíso del Huéznar, por fín una salida Volver a Sevilla.
Sitio enclavado en la Sierra Norte sevillana, en un bello paraje en la ribera del Huéznar:
Al poco de llegar, y mientras algunos se ponían cómodos, y otros no habían llegado, me dispuse con Álvaro a recorrero parte de los alrededores, poco más tarde se sumaría Diego. Dimos un paseíllo por la orilla del río llegamos incluso a vadearlo, y revadearlo de vuelta, menos Álvaro, que pensó que podría acceder a la carretera, tristemente se equivocó y le tocó huir.
Lamentablemente, ahora tampoco acertó y le capturaron, los indios decidieron que podrían usarlo para parar el expreso de las 12 y asaltarlo:
Efectivamente, la casa rural está cerca de las vías del tren, (Sevilla-Mérida), estación de Cazalla de la Sierra.
Todo lo cual debía facilitar enormemente el tráfico de golfas, pero otra vez más no hubo suerte, eso sí, al menos, traviesas había un montón:
Ya de vuelta en la casa viendo que la barbacoa, inexplicablemente, no se encendía sola tuvimos que interactuar con ella y dejarnos nuestros pobres pulmones.
Algunos, mientras tanto, se relajaban al solete.
Mientras otros huían de sus fobias y se dedicaban a sus filias.
Una vez sacada adelante la barbacoa conseguimos almorzar, tras lo cual comenzaron a calentar las cuerdas vocales.
Y lo que no son cuerdas vocales:
Mientras tanto, algunos hicimos una incursión nocturna, y le dimos miedo al miedo.
Por supuesto, también hubo tiempo para los juegos de mesa, por raros que fueran.
En definitiva, un fiestón.
Ya a la mañana siguiente desayunamos opíparamente y un poco tarde:
Por fin nos animamos a dar un paseo siguiendo una ruta de las que discurren por la zona, exploramos un poco la isla que visitamos la noche anterior, descubrimos cuan diversa era con luz, e hicimos un breve alto en el camino.
Siguiendo por el mismo camino y tras una buena subida descubrimos una cortijada espectacular con un rinconcito delicioso.
En otro orden de cosas, vimos lo más bonito del mundo, un guarrete vacilón, decidme si no es guapo.
De vuelta en casa y tras comer, nuevamente nos dedicamos a darle guerra al sofá, pobre mío, cuánto sufrío por culpa de la lluvia exterior, porque llovía, ¿no?
Por último, cociné unas penne alla matriciana para once personas, aunque creo que eso ya lo he contado en otra ocasión.
En fin, más fotos mías aquí, y las fotos de Álvaro, aquí.
Hasta la próxima entrega, un saludo.
Qué buen plan compañero, principalmente por los planeadores. Me alegro de que os cuidéis tan bien. Un abrazo.
PD: a ver cuándo nos vemos, 😀
@banyuken: sí, tío, buena gente toda ella, sobre todo las traviesas, jeje. coño, pues no que me suena tu ip…. enga tío, lo dicho, nos vemos, un abrazo.
Genial reportaje fotográfico. La mejor, la del chico sobre las vías del tren 🙂
@Miriam: Jeje, lo que pasa es que el tío aburrido se quitó cuando vino el tren!
Buenísima crónica. No he podido evitar soltar una carcajada en mitad del trabajo.
che grande!
Por cierto, yo no soy aburrido 😛
@Bari AC: ya tío, no eres aburrido, era una broma, quería decir que eres «aburrido» 😉